Otro articulo de Angel Mendoza... que lo disfruten....
Es necesario una experiencia previa de varias botellas de vinos prestigiosos y caros para comprender y disfrutar la complejidad, el bouquet y el amplio sabor de un gran vino.
Por ello, resulta difícil describir con exactitud, las cualidades determinantes de un Malbec complejo, de linaje y abolengo.
Lo intentaremos así:
EN LA VISTA: Un color rojo brillante, profundo, obscuro, casi negro. Con matices bordó, estable durante sus primeros cuatro años de maduración, para tornar luego muy levemente a los rojos rubí durante los siguientes cuatro años.
“De un gran Malbec es necesario enamorarse a primera vista”.
EN LA NARIZ: La seducción comienza con su típico aroma dulce de frutos negros (mora, ciruela, guinda) frescos en mermelada ó secos.
Algunos terruños, se expresan por el intenso aroma de flores rojas, entre ellas las violetas.
Otros terruños exaltan aromas salvajes de trufa, cuero, grafito, carne ahumada ó añoso bosque húmedo.
Con la crianza en madera, la intensidad aromática aumenta, por los sabores del roble: vainilla, coco, clavo de olor, café tostado, chocolate negro, manteca tostada, pimienta negra.
Estos aromas nunca deberían sobresalir sobre el carácter varietal.
Con la crianza en botella, a partir de los primeros nueve meses (como un parto feliz), los aromas de la fruta y la moderada madera se funden, y en reacciones aún poco conocidas, en el cierre hermético de un excelente tapón, expresan un intenso bouquet.
Las huellas de un gran vino, están en la delicadeza de su bouquet, que recuerda gratos aromas otoñales e invernales de nueces, almendras y avellanas, tabaco, hojas secas, humeantes leños duros de una estufa en una cabaña nueva de madera.
Después de cinco años un Malbec complejo y concentrado, suele pedir el servicio de decanter ó copones de cristal, para abrir su perfil aromático.
Es necesario una experiencia previa de varias botellas de vinos prestigiosos y caros para comprender y disfrutar la complejidad, el bouquet y el amplio sabor de un gran vino.
Por ello, resulta difícil describir con exactitud, las cualidades determinantes de un Malbec complejo, de linaje y abolengo.
Lo intentaremos así:
EN LA VISTA: Un color rojo brillante, profundo, obscuro, casi negro. Con matices bordó, estable durante sus primeros cuatro años de maduración, para tornar luego muy levemente a los rojos rubí durante los siguientes cuatro años.
“De un gran Malbec es necesario enamorarse a primera vista”.
EN LA NARIZ: La seducción comienza con su típico aroma dulce de frutos negros (mora, ciruela, guinda) frescos en mermelada ó secos.
Algunos terruños, se expresan por el intenso aroma de flores rojas, entre ellas las violetas.
Otros terruños exaltan aromas salvajes de trufa, cuero, grafito, carne ahumada ó añoso bosque húmedo.
Con la crianza en madera, la intensidad aromática aumenta, por los sabores del roble: vainilla, coco, clavo de olor, café tostado, chocolate negro, manteca tostada, pimienta negra.
Estos aromas nunca deberían sobresalir sobre el carácter varietal.
Con la crianza en botella, a partir de los primeros nueve meses (como un parto feliz), los aromas de la fruta y la moderada madera se funden, y en reacciones aún poco conocidas, en el cierre hermético de un excelente tapón, expresan un intenso bouquet.
Las huellas de un gran vino, están en la delicadeza de su bouquet, que recuerda gratos aromas otoñales e invernales de nueces, almendras y avellanas, tabaco, hojas secas, humeantes leños duros de una estufa en una cabaña nueva de madera.
Después de cinco años un Malbec complejo y concentrado, suele pedir el servicio de decanter ó copones de cristal, para abrir su perfil aromático.
EN LA BOCA: Debe llegar la confirmación del comienzo de un romance o enamoramiento.
Al ataque, en la punta de la lengua, moderadamente seco, insinuando su calidez cuando el alcohol, supera los 13.5%.
Al paso de boca, muestra su natural baja acidez y cuerpo generoso, porque se abre impregnando toda la lengua y el paladar expresando la fineza de sus aromas y bouquet, y en el final de boca, como soberbia sinfonía química, llegará todo lo distinguido de un gran Malbec: sus taninos amables, amplios, entre dulces y medianamente secos; su volumen, su suave y aterciopelada estructura y calidez, la natural souplesse y charme.
Sus caudalias son prolongadas y siempre un gran Malbec, motiva al sentido del tacto, a sugerir un segundo sorbo para continuar con el placer. A veces el contenido de una botella no alcanza, cuando se lo disfruta en pareja, con un buen amigo, un ser querido, ó un buen negocio. Esta es la magia de un Gran Malbec, tiene el calor y la hospitalidad de los vinicultores que lo elaboran.Intentaremos ahora describir el “savoir fare”, o las bases para diseñar un vino Malbec de alta expresión
Al ataque, en la punta de la lengua, moderadamente seco, insinuando su calidez cuando el alcohol, supera los 13.5%.
Al paso de boca, muestra su natural baja acidez y cuerpo generoso, porque se abre impregnando toda la lengua y el paladar expresando la fineza de sus aromas y bouquet, y en el final de boca, como soberbia sinfonía química, llegará todo lo distinguido de un gran Malbec: sus taninos amables, amplios, entre dulces y medianamente secos; su volumen, su suave y aterciopelada estructura y calidez, la natural souplesse y charme.
Sus caudalias son prolongadas y siempre un gran Malbec, motiva al sentido del tacto, a sugerir un segundo sorbo para continuar con el placer. A veces el contenido de una botella no alcanza, cuando se lo disfruta en pareja, con un buen amigo, un ser querido, ó un buen negocio. Esta es la magia de un Gran Malbec, tiene el calor y la hospitalidad de los vinicultores que lo elaboran.Intentaremos ahora describir el “savoir fare”, o las bases para diseñar un vino Malbec de alta expresión
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